martes, 28 de julio de 2009

Siendo Fiel en un Mundo Sutil


En cada etapa de la historia, la iglesia ha tenido que enfrentar amenazas, peligros que intentaban destruir la fe cristiana y las comunidades que profesan a Jesús como Señor. Estos peligros han tomado varias formas desde lo más obvio y violento hasta lo más sutil y engañador. Y no todas las iglesias han podido sobrevivir.

Aquí en España, como en todo el mundo occidental, la iglesia está casi muriendo. Las comunidades cristianas han perdido su relevancia, su fidelidad y su misión.

No es la primera vez que ha pasado. A las siete iglesias mencionadas en el libro de Apocalipsis, ninguna sobrevivió hasta hoy. Cuando pensamos en las cosas que han amenazado a la iglesia a lo largo de la historia, solemos pensar en el Imperio Romana, en las persecuciones, en la Inquisición Española. Y estas cosas han sido amenazas auténticas para la fe cristiana.

Sin embargo, para un pueblo que NO debe temer la muerte, la persecución física no puede ser la mayor amenaza, y si tales persecuciones son capaces de destruir las iglesias implica que algo ya anda mal.

En la carta a los Colosenses, el Apóstol Pablo reconoce que la iglesia está en grave peligro, pero el peligro no tiene nada que ver con la persecución sino con algo tan sutil que era capaz de destruir a la comunidad antes de darse cuenta de la gravedad de su situación. Creo que hoy en día, nosotros estamos enfrentando el mismo tipo de amenaza, capaz de destruirnos, de desviarnos de la fe, de la verdad y del evangelio sin darnos cuenta. En Colosenses 2.8 y 2.23 Pablo advierte a los Colosenses y a nosotros de “la filosofía y las vanas sutilezas” del mundo que tienen “la apariencia de sabiduría pero que carece de valor alguno.”

El peligro que amenazaba a los Colosenses también amenaza a nosotros, es la tentación de aceptar las ideas, los valores y las esperanzas de nuestro mundo, es decir, “la filosofía y las vana sutilezas” del hombre sin Dios y así desviarnos de la misión del evangelio, quizás sin darnos cuenta de lo que está pasando.

En nuestro mundo, en esta cultura, no se pueden escapar las filosofías falsas. Se encuentran en todo lugar – en la televisión, en el bar, en la música, en los periódicos y revistas, en los colegios y entre nuestras propias amistades. Escapar sería escapar de lo sociedad, pero Dios nos llama a vivir dentro de esta sociedad como sal y luz para su salvación y transformación. Es la misión de la iglesia.

No podemos escapar, pero Sí, PODEMOS prepararnos para poder distinguir entre la apariencia de sabiduría y la auténtica sabiduría, PODEMOS arrepentirnos de las mentiras que ya hemos creído, PODEMOS andar como es digno del Señor llenos de conocimiento y sabiduría, y SÍ PODEMOS triunfar sobre los poderes y mentiras de nuestro mundo por medio de Jesús nuestro Señor.

O por los menos es lo que dice Pablo a los Colosenses.